Las negociaciones entre la Argentina y el FMI mantienen en vilo a analistas, que analizan las pistas de los acontecimientos recientes pero esperan aún mayores señales de ambas partes para vaticinar la concreción de un acuerdo hacia fines de marzo.
De un modo u otro el tema es mencionado todos los días, y ayer el ministro de Economía, Martín Guzmán, afirmó que la “Argentina necesita más tiempo para pagar y quiere llegar a un acuerdo (con el FMI), que es necesario para ambas partes”, al tiempo que admitió que existen diferencias con el organismo sobre los tiempos de consolidación fiscal y las combinaciones entre gastos e ingresos.
“La diferencia que tenemos con el FMI es la velocidad de consolidación fiscal y las combinaciones entre gastos e ingresos. No queremos penalizar la demanda cuando la economía se está recuperando”, dijo Guzmán en una entrevista con el diario francés Le Figaro.
Respecto de la marcha de las negociaciones, Guillermo Oglietti, doctor en Economía de la Universidad de Barcelona y director del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica, analizó los resultados del encuentro entre el canciller argentino, Santiago Cafiero, y el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, y evaluó que un mismo mensaje de los Estados Unidos puede ser interpretado de manera diferente si viene de parte del Tesoro o del Departamento de Estado.
Por un lado, consideró que la “similitud entre las declaraciones del Departamento del Tesoro y el Departamento de Estado refleja un nado sincronizado de una política sin fisuras hacia Argentina; con esto, podemos inferir que Blinken y Yellen coinciden, pero no podemos arriesgar si es para rechazar o aceptar la propuesta argentina”.
Oglietti comparó el encuentro de Cafiero-Blinken con aquel que tuvo lugar en Venecia, seis meses antes, en la cumbre del G20, entre Guzmán, y la titular del Tesoro, Yanet Yellen, el primero donde el Gobierno argentino trató oficialmente la negociación del FMI con EEUU.
La declaración que dio pie al Gobierno a interpretar un resultado favorable de la visita de Cafiero a EEUU dice lo siguiente: “El secretario discutió la negociación de Argentina con el FMI y alentó a Argentina a presentar un marco de política económica sólido que devuelva el crecimiento al país” .
Esta declaración, continuó Oglietti, es idéntica a la que el número dos de Yellen, Wally Adeyem, le dio a Guzmán a mediados del año pasado, al decir que “un marco sólido de política económica para Argentina que brinde una visión para el crecimiento del empleo en el sector privado tendría el apoyo de EEUU”.
Pero Oglietti advierte que en el encuentro de Venecia también asistió David Lipton, quien fue el máximo representante estadounidense en el FMI cuando el gobierno de Donald Trump facilitó las gestiones para el préstamo al gobierno de Mauricio Macri, y actualmente trabaja como asesor sobre asuntos latinoamericanos de Yellen.
“Sospechamos que a Lipton no le gusta la propuesta argentina porque implicaría reconocer su mala praxis, y también tomamos en cuenta que el representante norteamericano en la junta de gobernadores del FMI ha sido uno de los pocos que no valoró positivamente la evaluación del desempeño ex post del acuerdo Stand By firmado por Macri. Esto nos permite anticipar una predisposición negativa de parte del Tesoro a aceptar la propuesta argentina, que implica un trato excepcional y heterodoxo para los estándares del FMI”, se explayó.
Sin embargo, aclaró que, por el lado del Departamento de Estado, “vemos que la cancillería norteamericana está muy distraída apuntando al frente chino y ruso, que representan desafíos geopolíticos mayores a los que implica la débil situación económica argentina que supieron conseguir”.
En ese sentido, continuó: “Uno de los escenarios probables es que en medio de tantas distracciones geopolíticas relevantes y de una Latinoamérica en convulsión e insatisfecha, que ha cambiado de signo en Perú, Bolivia, Chile, Argentina y México y que cambiaria en Brasil y Colombia, es que EEUU acepte la propuesta argentina, no tanto para evitar el aislamiento y el sufrimiento de los argentinos, sino para no agitar más su patio trasero ni empujarnos a manos de uno de sus grandes adversarios geopolíticos, como China”, dijo.
En tanto, desde una visión más económica, el exviceministro de Economía de la gestión de Cristina Kirchner, Emmanuel Agis, manifestó: “Si hace seis meses me preguntaban si habría un acuerdo me inclinaba porque había; hoy la probabilidad de que no haya un acuerdo no es cero”, justificó a la luz de los acontecimientos recientes.
Para Agis, “los únicos que saben si la reunión fue buena o mala para la Argentina son Cafiero y Blinken. Aun falta más información para poder pronunciarnos por si habrá finalmente un acuerdo”, dijo en declaraciones radiales.
Según este economista, la discusión meramente técnica, si es por la vía del sendero fiscal, no es tan difícil de cerrar, desde el punto de vista de que el Tesoro le pediría a la Argentina 1% de reducción de déficit fiscal por año, mientras que la Argentina lo haría en 0,7%.
Para los estándares de negociación con el FMI esta diferencia es menor; “el plano económico del acuerdo, el menos conflictivo”, aseveró.
Pero advirtió las complicaciones en el plano político. “Tradicionalmente se discute la posición de un país y del FMI; en cambio acá se abren tres discusiones más: una discusión al interior del Frente de Todos, otra discusión del acuerdo con la oposición, y otra entre las palomas y halcones” de los Estados Unidos, ironizó.
Con este panorama, se suma una visión jurídica del tema con fundamentos desde el derecho público internacional que está tomando vuelo, y que sostiene que el acuerdo con el FMI debería considerarse nulo, debido a que “fracasó en todos sus objetivos centrales, viola los fines fundamentales del FMI según su Convenio Constitutivo y, por tanto, constituye un acto ‘ultra vire’ “.
Así lo sostienen Karina Patricio Ferreira Lima, abogada e investigadora de la Universidad de Leeds, junto con Chris Marsh, un consultor y exfuncionario del FMI.
Esa nulidad implica que se abriría una nueva instancia. “No sería un nuevo acuerdo con el FMI como el que se está negociando ahora, porque se caería el Stand By; el origen de la obligación de restitución ya no sería el Memorándum de Entendimiento ni ningún mecanismo previsto por el derecho del Fondo Monetario, sino otro tipo de obligación que pueda proveer el Derecho Internacional Público”, dijo Patricio Ferreira Lima durante una reciente entrevista..
“La negociación se sustrae del ámbito del FMI y se traslada al campo general del Derecho Internacional Público, que tiene reglas diferentes”, afirmó.
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